Propiedades medicionales y beneficios de la alcachofa
La alcachofa era hasta no hace mucho una gran desconocida. Por suerte, hoy su consumo ha aumentado y su fama (por buena) también. ¿Sabías que la alcachofa es una de las verduras que más fortalece nuestro sistema inmunológico?
Y es que esta hortaliza, tan asociada a la temporada de invierno, encuentra en el área mediterránea una climatología idónea para su cultivo. De ahí que forme parte indiscutible de la dieta mediterránea, una de las dietas más conocidas y beneficiosas para la salud. Las propiedades de la alcachofa para la salud son innegables.
La temporada de recolección de la alcachofa suele comenzar durante el mes de noviembre, mientras que las últimas cosechas se producen en primavera. La alcachofa llega con el frío y se convierte en flor conforme se acerca el calor. Caprichos de la naturaleza.
¿Qué propiedades tiene la alcachofa?
Los beneficios de la alcachofa son tan numerosos que se ha vuelto en indispensable en cualquier dieta equilibrada. Su éxito no solo radica en su escasa aportación calórica, sino también en su enorme poder diurético que permite la eliminación de líquidos y toxinas. Quién no conoce la famosa dieta de la alcachofa.
Para los amantes de la buena gastronomía, la alcachofa siempre ha sido y será la una de las verduras estrella. Una inspiración y deleite en la cocina y en el paladar. Pero veamos algunos detalles a tener en cuenta sobre esta hortaliza.
¿Y qué beneficios tiene la alcachofa para la salud?
La alcachofa es un alimento rico en fósforo, en calcio y en algunos minerales como el hierro, el potasio, el magnesio o el zinc. Destaca también por su alto contenido en vitamina B1, aunque también contiene otras vitaminas como la A, C, B3, B5 y B6. Se compone principalmente de agua y también contiene hidratos de carbono, entre ellos la insulina y la fibra. En las flores contiene pepsina, paraquimosina y quimosina, tres enzimas que se encuentran en pequeñas cantidades.
Los beneficios de la alcachofa para la salud son tantos que incluso existen infusiones basadas en esta hortaliza. Uno de los aspectos más positivos es que es capaz de proteger nuestro hígado, eliminando toxinas y sustancias nocivas para nuestra salud. También facilita la función biliar y es altamente recomendada para casos en los que existe falta de apetito, anorexia o situaciones de alta debilidad.
La alcachofa es también una buena aliada si lo que queremos es aliviar problemas relacionados con el aparato digestivo, en particular con el estreñimiento. También está indicada para otras enfermedades como el reuma, la artritis o problemas de carácter circulatorio.
Por su capacidad de regeneración hepática, está indicado para alergias alimentarias. Y es altamente recomendable para controlar los niveles de colesterol LDL (gracias a los extractos de la alcachofa) y para disminuir los niveles de triglicéridos.
Pero si hay un beneficio que dispara su consumo es sin duda su acción diurética. Su alto potencial para la eliminación de líquidos y de toxinas y su alto poder para la reducción de grasas, hacen que la alcachofa sea buena para adelgazar.
¿Por qué adelgaza la alcachofa?
La alcachofa es un alimento que está incluido en prácticamente todas las dietas de adelgazamiento. Se trata de un alimento que contiene menos de un uno por ciento de grasas. Una aportación muy baja tanto de proteínas como de hidratos. Tan solo contiene 22 calorías por cada 100 gramos, una aportación realmente baja si lo comparamos con otros alimentos que ingerimos diariamente.
Aunque no se puede llegar a la conclusión de que la alcachofa actúa por sí sola como un quema grasas, la realidad es que es un alimento realmente eficaz para digerir las grasas. Su alto poder depurativo permite eliminar líquidos y toxinas de nuestro organismo y por tanto puede servir de apoyo si lo que se pretende es perder peso.
Otro aspecto a tener en cuenta es su capacidad para aumentar notablemente la sensación de saciedad. De esta forma ayuda a ingerir cantidades más bajas de otros alimentos que aportan más calorías. Este efecto saciador es como consecuencia de la fibra (inulina) que contiene esta hortaliza.
Modo de conservar las alcachofas
Al igual que sucede con la mayoría de los alimentos, es necesario seguir una serie de pautas si lo que queremos es conservar correctamente las alcachofas. Ya hemos comentado anteriormente que algunas de sus propiedades cambian notablemente desde que se recolectan hasta que se consumen.
Una pauta importante que no siempre se cumple es guardar las alcachofas en el frigorífico (sin limpiar) en el caso de que no vayamos a consumir las alcachofas. Aunque lo mejor es consumirla inmediatamente una vez han sido recolectadas, sabemos perfectamente que en ocasiones es realmente difícil.
Un aspecto muy positivo es que si se trata de alcachofas frescas y recién recolectadas, pueden llegar a durar hasta 15 días en el frigorífico. Siempre conservándolas en la parte destinada a verduras en la nevera o en la parte más fresca.
Si por el contrario pretendemos congelar las alcachofas para un consumo más tardío, sería necesario limpiarlas y pelarlas, y posteriormente las podemos hervirlas o simplemente escaldarlas. De cualquiera de las dos formas podríamos guardarlas en el congelador. Una vez hervidas o escaldadas, las extenderemos sobre un paño, para que queden secas y se absorba el agua. Seguidamente, las introducimos en recipientes herméticos o en bolsas de congelación, sin apelotonarlas para que luego sea más fácil separarlas.
Envasarlas al vacío puede ser otra de las fórmulas. Antes de trocearlas e introducirlas en un bote de cristal totalmente esterilizado, el proceso sería bastante parecido al que se realiza para congelarlas. Una vez hemos limpiado y pelado las alcachofas, deberíamos pasarlas por agua hirviendo.
Otra de las manera de consumir las alcachofas es confitándolas. Existen muchas recetas con alcachofas confitadas en aceite, que encantan. Para conservarlas, lo ideal es que no sean durante un tiempo superior a cuatro semanas, cubriéndolas por completo en un recipiente frío y de vidrio.
Cómo saber comprar la alcachofa para que no pierda sabor, propiedades…
Otro gran dilema. Pero no por ello menos importante. La calidad de la alcachofa depende en gran parte de cómo comprarla.
La alcachofa es una flor que va perdiendo sus propiedades de forma progresiva desde su recolección. Alguna de sus características más relevantes como el olor, la textura e incluso el sabor, pueden cambiar de manera significativa desde el momento en el que se recolecta hasta el que se consume.
Una alcachofa fresca, cultivada al aire libre de forma natural, recolectada en su estado óptimo y cocinada lo antes posible, además de transmitirnos prácticamente intactas todas sus propiedades, es capaz por sí sola de deleitar el paladar más exigente.
Si lo que pretendemos es comprar alcachofas, es necesario percatarse de que cumplan algunas exigencias. Si las hojas de las alcachofas están prietas, duras y verdes y con pocas manchas marrones, podemos estar seguros de que se trata de una alcachofa de calidad. También hay que prestar atención al tronco, la única parte que no mantiene intacta la flor. Un tronco demasiado negro y oxidado nos revela que la alcachofa ha perdido parte de su frescura.
Otro aspecto a tener en cuenta es el calibre de la alcachofa. Recomendamos seleccionar aquellas que tienen un tamaño mediano o pequeño.
Ya sabes pide tu caja de alcachofas ya y podrás disfrutar de ellas mañana mismo. Cuánto más pronto llegue a tus manos desde su recolección mucho mejor. Tu estómago y tu salud te lo agradecerán.
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